domingo, 4 de octubre de 2009

EPILOGO MERIDIANO

(Mientras la abeja dormita un vals para Debby…)


Incluso nosotras, redentoras y estériles palabras, finalizamos nuestro trazo cualquier día. Y es conveniente recordar, que ese día siempre está por llegar, y como siempre, ajeno a nuestra efímera voluntad.

En nuestro caso, un imaginario creador así lo habría anunciado, con solvente, premonitoria, e inútil clarividencia.


Un cuatro de octubre; otro día especial y cualquiera, para comenzar o para terminar. La apoptosis cuántica de un número concreto y cierto de palabras e imágenes encadenadas, que encapsuladas para siempre en la botella de vidrio electrónico de esta primigenia red de comunicación virtual, viajarán inadvertidas por océanos de plasma, hacía un destino incierto, en otro tiempo incierto, con un único y cierto punto en común con el instante de su creación: la intención por conseguir despertar una sonrisa en la mente del lector atento y desconocido que las vuelva a descorchar, para disfrutar de nuevo de su atómico mensaje nuclear.


Meridianas termina, y como en la propia existencia, su término no es más que el preludio de una nueva vida, mecida por el transcurrir de todos los futuros instantes encontrados en un puñado de palabras sin dueño, ni sueño.

Dedicado a PKA, PO y Speedy.

Aviraneta

4 de Octubre de 2009

jueves, 18 de junio de 2009

La carrera mística de la especie humana deriva hacia una, cada vez más patente, humanización de sus ídolos. La consecuencia no puede ser más entretenida; dioses con atribuciones humanas, y hombres con características divinas.

No sería de extrañar que, en un futuro cercano, alguna religión sincera promulgue por fin este nuevo dogma, mucho más acorde con nuestras pretensiones:

“Y Dios fue creado a imagen y semejanza del Hombre...”

martes, 2 de junio de 2009

Gloriae Mundi
“El verdadero progreso es el que pone la tecnología al alcance de todos” - Henry Ford

Sí de algo no cabe duda, es que vivimos (como siempre) en tiempos convulsos. Esta característica, consustancial al desarrollo humano, se torna más evidente gracias a los constantes flujos de comunicación informativa en tiempo real, que determinan la era tecnológica que nos toca vivir.
Las interpretaciones sobre los hechos acaecidos son por tanto inmediatas, y en numerosas ocasiones tan evanescentes y livianas como la propia fugacidad de los electrones, últimos responsables del trasvase de la información cibernética.
Es el sino de los tiempos, y en el caso de la actual situación que atraviesa el gigante norteamericano de la automoción General Motors, epítome del desarrollo industrial del siglo XX, es divertido comprobar que muchas de las interpretaciones vertidas se acompasan indefectiblemente con el deplorable estado intelectual del planeta.

La incoación del “Chapter 11”, homologable en España a la suspensión de pagos, está centrando la atención de innumerables comentaristas mediáticos, como siempre tamizados por el filtro de sus respectivas ideologías e intereses.
Como en otras ocasiones, el principio rector adolece de argumentos sólidos para defender sus postulados, mientras que en el caso de los defensores del pensamiento único, se aprovecha para construir una doctrina contundente, en la que lo primero que llama la atención, es la demonización de la causa contraponiéndola al efecto.
Ortega decía que nuestro país, posee la particularidad de ser el único en el que se pierde el tiempo discutiendo sobre los hechos contrastados. En este contexto, la satanización del sistema de libre mercado a partir de la desgraciada coyuntura del gigante norteamericano, se constituye en un recurso perverso para mantener el discurso político de un idílico estado laboral siempre prometido, más cercano a las parábolas bíblicas, que a los recursos de la Razón.

El argumento para atacar al único sistema económico que hasta ahora ha demostrado, con sus grandes defectos y virtudes, la capacidad de mejora efectiva de las condiciones de vida de millones de seres humanos, tiene poco recorrido si inquirimos a las miles de familias de trabajadores que, a lo largo de varias generaciones, han podido subsistir y mejorar sus condiciones de vida durante un siglo de existencia de la corporación automovilística, y sin embargo articula un, al parecer efectivo, corolario más cercano a las creencias religiosas que al de un análisis racional del asunto en cuestión. El sistema es, y por supuesto debe ser, susceptible al análisis y a la crítica, pero lo lamentable es la simpleza de los argumentos empleados en esta ocasión.
El silogismo es tan pueril, que se resume en culpabilizar al cordero que nos comimos ayer, del hambre que pasamos hoy.

Esta coincidencia no es casual si consideramos ciertas las tesis de Ortega, que también sostenía que el marxismo no es más que una perversión del Cristianismo, y desde luego en este y otros patrones de conducta proselitista comunes a cualquier credo religioso, la intención universalista se traduce en un deseo inequívoco de perpetuarse de manera indiscutible y eterna, aspirando a suplantar las tesis evangelizantes tradicionales, con argumentos que arrasan cualquier discurso razonalista, necesariamente contrario a la imposición de superestructuras colectivas.
En definitiva, una hábil suplantación de la Fe religiosa de cualquier índole, extrapolada de la experiencia observada en las escasas instituciones humanas, que han logrado sobrevivir en el tiempo a lo largo de la Historia. Este comportamiento encubre una prosaica realidad sociológica, resumida en odiar lo que uno envidia, y en el fondo anhela.
Pero por simple que parezca, el recurso funciona en el imprinting colectivo, tan favorable a que la causa de todos los males siempre sea achacable a los demás, y por lo tanto generosa con las tesis que anulen la capacidad y responsabilidad individuales del ser humano para la transformación de una realidad circunscrita ineludiblemente a sus distintas fases naturales, del orto al zenit, consustanciales a nuestra propia naturaleza biológica.

La General Motors, como cualquier otra empresa humana, nació, creció, y necesariamente acabará muriendo algún día. Es probable que incluso corrija alguno de los graves errores cometidos durante su prolijo desarrollo, centrados fundamentalmente a mi parecer, en la introspección derivada de una acción constreñida a su propio mercado, que ha resultado inviable en el transcurso del tiempo. Toda una paradoja para una compañía integrada en la filosofía globalizadora del país-continente al que pertenece.

En cualquier caso su continuidad, o cierre definitivo, se ha de enmarcar en algo tan simple como la propia caducidad de todo lo que nos rodea, creado natural o artificialmente por la mano del hombre, y ha de servir únicamente para aprender a corregir errores en el futuro, que propicien la mejora vital de las siguientes generaciones, dentro de un marco de progreso sostenible, necesario e inevitable.

La ingenua idea de la perpetuación de estructuras productivas sine die, seguirá mientras tanto en las atribuladas cabezas de algunos predicadores pseudo-progresistas, cargados de mesiánicas intenciones exorzizantes, que echarán la culpa a Edison (por haber inventado la bombilla), de la oscuridad imperante a nuestro alrededor.
Así nos luce el pelo.
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Sic Transit...

viernes, 29 de mayo de 2009

TODO POR HELARTE

"Mi juventud fue triste, y fría, y estéril..." VVG

22 de Mayo


Queridísimo hermano,
Poco a poco los días se van haciendo más largos, y el viejo árbol trata de retoñar un año más en gigante herido.
Mi ánimo florece cada mañana bajo el azul líquido de Saint-Remy, y he vuelto a trabajar con frenesí en mi jardín cerrado.
El doctor dice que mejoro, y mis anhelos retornan a llenar el color de mi maltrecha paleta.
Aun así, cuando cae la noche mis temores vuelven a aflorar inexorables.
Ayer mismo, tornaron mis más amargos presagios en forma de sueño inquietante y desolador.
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Soñé que volvía junto a ti, a nuestra querida Dreiländereck; paseábamos junto a la catedral sintiendo el aroma dulce de la primavera, que emana del postrero reposo de nuestro querido Erasmo.
Descendimos por la orilla verde del Rin hasta el magnífico Hotel de los Tres Reyes.
En un determinado instante, el cielo se cubrió de plomo, envolviendo de oscuridad la llamada misteriosa que me impelía a correr desesperadamente hasta el Palacio de Kunst.
A mi llegada, una multitud sombría se arremolinaba ante la formidable escalera, flanqueada por estandartes que proclamaban mi nombre...
Atravesando el gentío, como un espectro, alcancé la primera sala, y no podrás creer lo que pude contemplar. En la misma colgaban obras mías por doquier; el campanario de Zundert, la casa amarilla, los tejados de Paris, los campos de Arles, todos estaban allí, observados codiciosamente por una muchedumbre silenciosa que, como siempre, ignoraba mi presencia.
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Nadie era capaz de responder a mis atormentadas suplicas, que resonaban estériles como un eco perdido en la inmensidad de la sala gris.
Al fin sentí que alguien me observaba. En el fondo de la estancia, advertí que uno de mis propios retratos traspasaba con su mirada la masa humana y amorfa, para devolverme el reflejo de su amargo llanto, constreñido en una fina capa de pintura. Uno de los dos no debería estar allí. Quizá ninguno de los dos.
Un escenario de equilibrio roto, como mi propia existencia, impregnó mi mente, y recordé la desdicha de haber descubierto tan temprano el secreto de la inmanencia en las visitas que repetíamos a mi propia tumba...
Y ahora, otra brutal profanación de mis desvelos.
Desperté bañado en sudor, y ya no pude volver a conciliar el sueño.
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Mi querido Théo, creo que nunca te haré llegar esta carta.
No haría más que inquietarte, y tu nueva vida con Johanna no merece más quebrantos por mi inútil causa.
Confío en que las cosas cambien, y puedas vender por fin alguna de mis obras, para intentar mejorar mi helada existencia, consagrada por el destino a un seguro y amarillo olvido.
Siempre tuyo, Vincent.
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PS: Desde el 24 de Abril hasta el 27 de Septiembre de 2009, se exhibe en Kunstmuseum de la ciudad suiza de Basilea la exposición "Zwischen Erde und Himmel: Die Landschaften", antología de paisajes de Vincent van Gogh.
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Durante su infancia, Van Gogh fue obligado por su padre a acudir regularmente a orar ante la tumba de su hermano, también bautizado con el nombre de Vincent, que nació muerto el 30 de Marzo de 1852, exactamente el mismo día, un año antes de que naciera el propio artista.
Como es bien sabido, Vincent Van Gogh únicamente vendió una obra durante el transcurso de su existencia. En la actualidad, uno de sus cuadros ostenta el record de ventas, siendo subastado por Christie's en 1990 por 82,5 millones de dólares.
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La indispensable muestra presentada en Basilea, excepcional por su belleza, es además una paradójica y ejemplar semblanza de la miseria del mundo comercial del Arte, extrapolada directamente de nuestra incalificable condición humana.

jueves, 14 de mayo de 2009

miércoles, 13 de mayo de 2009

lunes, 11 de mayo de 2009