martes, 16 de diciembre de 2008

"Hay algunos que todavía aseveran que todos los seres humanos son iguales al nacer. Esto justificaría plenamente las confusiones que se producen en la maternidad."

jueves, 11 de diciembre de 2008

Tetris Razonal

“El fanatismo consiste en redoblar el esfuerzo cuando has olvidado el fin” –George Santayana
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Escucho a una inteligente periodista de la agencia Gramma, disertar sobre su visión del futuro de Europa a corto plazo. Su visión, se acaba convirtiendo en un aserto sobre el intimo deseo de su idearium; una ansiada proyección, que convierte al viejo continente en un escenario de potenciales revueltas y conflictos armados.
No obstante, el punto de vista no deja de ser digno de consideración, y en el pueril pero a veces dramático juego del estadismo humano, es siempre interesante observar nuestro reflejo desde distintos ángulos del espejo.
Su predicción contiene, como digo, pautas catastróficas pero verosímiles, abonadas por un escenario de infelicidad contagiosa, envuelta por el frío manto de la crisis que se ha instalado en las antenas de comunicación, de todo el Continente.

Desde su doctrina de pensamiento único, es evidente que cualquier resquicio en la política de bloques, siempre será un triunfo objetivo en su encubierta ansía imperialista. Asuntos tan poco triviales como la presión migratoria, y el nivel de desempleo, son suficientes para considerar su tesis, basada en un futuro, si bien no dramático, sí al menos preocupante. En estos periodos de inestabilidad, es cierto que suelen confluir agentes que pueden actuar, como mecha propiciatoria para giros inesperados en el rumbo de cualquier sociedad organizada.
Y así, toda una retahíla de augurios, que se compendian en la fina estampa de una Europa débil, quebradiza, y desnortada, tras el difuminado permanente de la olvidada política de bloques, e incapaz de sacar partido a sus fortalezas. Así somos vistos por los que defienden la multilateralidad como único futuro posible.

La meditación sobre las palabras anteriores, nos concluye en una serie de propuestas de reflexión razonalista, y por tanto de insólita implementación filosófica:
Es cierto que la política de bloques del pasado siglo XX, se encuentra un tanto desdibujada desde la caída del muro de Berlín, situación simultaneada con el reciente envite al retorno de la vieja lucha entre civilizaciones, caracterizada por el incansable pulso humano por detentar la teoría verdadera de los designios divinos. Este último extremo, convertido en incierta expectativa tras las elecciones imperiales (permítase el adjetivo por su asombrosa repercusión mediática), nos deja a merced de la reconsideración urgente del verdadero significado para Europa, del histórico derrumbe de la barrera euroasiática, aún no somatizado, y aún menos bien ponderado, por el imprinting colectivo de los que la conforman. Basten a modo de ejemplo las reservas y críticas de la Unión Europea, a los acercamientos financieros del gran vecino ruso, traducidas en perdida de posibilidades de futuro.

En este preciso momento, en el que por causa de la crisis, los gobiernos europeos tiemblan ante sus perspectivas de viabilidad respectiva, el miedo ha terminado por degenerar en un comportamiento, melancólico y egoísta, marcado por un fenómeno de multilateralidad interna, auto-provocada. Sería del todo lógico, y probablemente conveniente, que los europeos volcaran su mirada hacia el bosque de inmediato, materializando un golpe de timón, que propicie la urgente refundación de un sólido bloque geopolítico.
Este proceso, a realizar de facto y de iure sobre la actual base de unión económica, podría ser indispensable para mantener ciertas posibilidades ante los tiempos que algunos vaticinan. Y por supuesto, contando con Rusia como poderoso y conveniente socio, a todos los efectos.
Es todavía chocante el fenómeno sociológico, a pesar del escaso lapso de tiempo transcurrido, del olvido consentido que supuso la gesta de millones de rusos y norteamericanos, entregando su vida para desalojar al nazismo de la vetusta tierra europea. Por un curioso efecto, este olvido se ha tornado además en recelo ideológico desde cualquier polo, siempre dispuesto a denostar continuamente a nuestros esforzados libertadores. Puntualizo que hablamos de hombres, y no se sistemas.
La inercia de nuestra raíz feudal es demasiado fuerte, y esto revela además, que nuestro engranaje no tiene excesivas ganas reales de exportar su doctrina, en un preocupante ejercicio demostrativo de falta de fe en el proyecto europeo, que los políticos responsables han hecho patente a sus gobernados.
Si no se remedia, volveremos automáticamente a tiempos pasados, en un precioso desperdicio temporal. Un nuevo e inútil bucle del destino pendular, alejado de la valiosa enseñanza newtoniana, enunciativa de la fortaleza obtenida mediante la unión de fuerzas.

Para Castro, aconsejarle de comandante a comandante, que en su última voluntad incluya como única cláusula, la abolición de sus fuerzas armadas, civiles y militares, promulgando la destrucción inmediata de cualquier arma de fuego, en la Isla y sus Cayos adyacentes. Solo con este gesto, podría quizá justificar ante la historia su proclamada y dudosa coherencia, en la búsqueda de la libertad para el bravo y sufrido pueblo cubano. Gallego, hay que dar ejemplo hasta de lo que no se es.

Las opciones de futuro, parecen reducirse en esencia, a intentar destruirnos en pequeñas parcelas, o en grandes bloques. La primera es más divertida, y la segunda más arriesgada, pero compatible con una refundación rápida del fracasado y original proyecto de las Naciones Unidas.
Aparte de sus virtudes, ambas comparten el mismo defecto: una garantizada crueldad en algún momento de su ejecución.

Siempre será más fácil unir a dos que a diecisiete; mientras no te caigan muchas zetas.
Así funciona el recuerdo humano, tras una trepidante y permanente partida razonalista, bajo un previsible chaparrón de bloques.

sábado, 6 de diciembre de 2008

Paradigmática y literal pintada española, de los callejeros tiempos que vivimos:

“¡ MENOS LELLES Y MAS CULTURA !"
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jueves, 4 de diciembre de 2008

La condición pastueña de los españoles, ensoñados en la promesa semental de la dehesa, nos ha resignado a ser siempre conducidos, sin excesivas reflexiones, por un destino de intrincados desfiladeros. Únicamente cuando nos encontramos al borde del abismo, reaccionamos lanzando feroces derrotes a nuestro alrededor, con la furia salvaje del toro fronterizo. En este temible lance, solemos alcanzar a muchos de nuestra propia manada, y para nuestra desgracia, el pastor casi siempre sale indemne.
Nuestra secular desmemoria hace que siempre haya sido así.

martes, 2 de diciembre de 2008

Sweet Pee: El amargo sabor de la derrota

“La sabiduría llega con las desilusiones” – George Santayana

-A veces hay momentos en los que no sé para quien trabajo-, me acordaba de la frase favorita de Dios, mientras apuraba un cigarrillo, sin saber que aún me esperaba una larga noche.
El típico y atareado lobby de lujoso hotel norteamericano comenzaba a invernar, mientras paladeaba el último trago de mi Chivas con ginger. Las estrictas leyes del Estado nos acechaban, y la prohibición de consumo público se había consagrado apenas unos minutos antes.
Aún mantenía una notable carga de adrenalina en mi cuerpo, y me inquietaba, con que las inquisitoriales miradas del malencarado ayudante del sheriff, me hicieran sopesar un violento desenlace para aquella noche calurosamente triste.

-Hey!, por fin te encuentro, el Potro quiere que subas, está intratable, anda, acompáñame a su habitación para hacerle entrar en razón-
En el cubículo de latón pulimentado, meditaba sobre la estrategia a seguir, a la vez que me apartaba para ceder el paso a un sonriente y acaudalado anciano que se retiraba a su habitación, una planta menos, con un fino bombón virginiano de dorada melena, abrazado a sus millones.

-Chaquetas !-, con ese recibimiento se me abalanzó un cuerpo amoratado y cubierto de vendajes, que exhibía una franca sonrisa de amargura, mezclada con olor a linimento, que impregnaba la penumbra halogenada de la lujosa suite:
-Que cabrón, el negro, que cabrón, unos minutos más y le hubiese arrancado la cabeza, como a una gamba, lo has visto, lo has visto, como a una gamba...!-

La Corte se había disuelto minutos antes, y más sólo que nunca, deambulaba por la moqueta como un oso enjaulado, acompañado por sus únicos amigos, mientras el médico le perseguía, repitiendo inútilmente: “-he is pissing (f...) blood, he must be resting, right now!-

Era Agosto de 1991 y unos cuantos minutos antes, el Norfolk Scope había visto a Pernell Whitaker, tirar por tierra las esperanzas de nuestro protagonista, en su esfuerzo por alzarse con el título mundial de los pesos ligeros. El guante albino de aquel negro cirujano, había ganado por puntos al aspirante tras once duros asaltos. A tenor del dramático resultado, el balance final parecía haberse dirimido a estacazos en lugar de a puntos. Aún tenía presente en la cabeza el bronco gemido de los golpes al hígado, mientras observaba absorto el combate, a escasos metros de Evander Holyfield. La síntesis de aquella derrota se resumía en una mano rota, una costilla fisurada, otra fracturada, y en un hígado merecedor de las mejores finas hierbas como aderezo:

-Chaquetas, tomate una copita y nos sacas de marcha, que tu conoces este país-, me decía mientras extraía de su maleta una botella de brandy Soberano.
Su mejor amigo, decidido a ejercer su ascendencia sobre él, le espetó: Tío, el médico dice que lo mejor es que descanses..., mientras decía esto, nuestro púgil repartía generosamente el Soberano en cuatro vasos de tubo.
La noche prometía.

La mayor base naval del mundo languidecía amurada a nuestras espaldas, y volábamos a 1oo millas por hora en un Lincoln Town Car negro, gentileza de Don King, intentando encontrar el camino a Virginia Beach. Cualquier intento de disuasión resultó estéril. La perspectiva que ofrecía mi puesto de copiloto, se reducía a un tosco perfil magullado que trataba de hacerse, con una sola mano, con las riendas de aquellos doscientos setenta caballos, en una experiencia única por las autopistas del Old Dominion State, conformando una estampa digna de cualquier película firmada por los Cohen.

Tras perdernos en un par de ocasiones, nuestro magullado conductor decidió tomar una salida de la 264, para preguntar por los locales abiertos en la zona. Repetimos la maniobra en varias áreas de servicio, que encontramos sistemáticamente desiertas. Finalmente observamos movimiento en un pick up plateado, estacionado en la oscuridad frente a un taller mecánico. La maniobra de nuestro convulso conductor, acabó en un estrepitoso derrapaje a escasos metros del vehículo, de donde emergieron lívidos los cuerpos desnudos de una joven pareja, que con los brazos en alto y pidiendo clemencia, temblaban aterrorizados ante las preguntas incomprensibles de aquel personaje extraído de la toma de Breda, que con aspecto patibulario les gritaba:
-¡Oye, donde hay tías, m-u-j-e-r-e-s ! ¡Beber!, ¿dónde se puede beber?-

Por sus caras, se que las disculpas que intenté argumentarles posteriormente, en mi labor de improvisado traductor, fueron del todo inútiles. Seguro que aún recuerdan la anécdota con estupefacción, dando gracias al cielo por salvar su pellejo tras aquel inocente, pero extravagante incidente amatorio.
Una vez convencido nuestro cicerone, sobre la escasa ayuda que la parejita nos podía proporcionar, nuestro Lincoln derrapaba de nuevo en búsqueda de algún local abierto en la tibia noche virginiana.

Tras recorrer un par de veces el desierto paseo marítimo de Atlantic Avenue, por fin paramos, y convencimos al derrotado boxeador sobre las bondades de una tranquila caminata, antes de regresar al hotel, en los albores de un nuevo día.
Un paseo triste y cadencioso por la esplendorosa Bahía de Chesapeake, en el que tuve la suerte de escuchar, de primera mano, el mudo relato atemporal que deja tras de sí el sabor de la derrota. Desvelos de un muñeco roto, concentrados en un único instante de conversación, entre paradas dispersas para sembrar con charcos de amapola, el inmenso ring de tierra americana. Cruz de un doblón de gesta inacabada, llorado en sangre por antiguos conquistadores de otro tiempo.

A lo lejos, como en la habitación de los sueños, el eco de un saxo escapaba serpenteante, entre las risas de un lujoso penthouse, engalanado con el dulce aroma de gambas sin cabeza.
Provenía de la fiesta que se celebraba en honor a “Sweet Pee”.
Aquella memorable noche, el caprichoso destino había querido obsequiarle, con la otra cara de la sienpre incierta moneda del azar.

Chaquetas, sí le llego a enganchar la cabeza....!-
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Dedicado a Policarpo Díaz, Jaime Ugarte, Javier Azpitarte, y a mi admirado George Edward Foreman, por su encomiable y desconocida labor en favor de la infancia.
Puedo proclamar con satisfacción que, mientras los líderes mundiales aún andan perdiendo un tiempo precioso en la aplicación de inútiles paños calientes, para mitigar los avatares de la crisis financiera internacional, los razonalistas ya andan debatiendo cual sería la mejor sede para el nuevo GSM (Global Stock Market).
Las alternativas para el emplazamiento físico del mercado global de valores han quedado finalmente restringidas a dos candidatas: Dubai o Hong Kong.
Ref: La superbolsa o la refundación del capitalismo: