jueves, 18 de junio de 2009

La carrera mística de la especie humana deriva hacia una, cada vez más patente, humanización de sus ídolos. La consecuencia no puede ser más entretenida; dioses con atribuciones humanas, y hombres con características divinas.

No sería de extrañar que, en un futuro cercano, alguna religión sincera promulgue por fin este nuevo dogma, mucho más acorde con nuestras pretensiones:

“Y Dios fue creado a imagen y semejanza del Hombre...”

1 comentario:

Pilar Mandl dijo...

¿Todavía de vacaciones?