jueves, 19 de febrero de 2009

He tenido la fortuna de asistir a bastantes espectáculos taurinos, acompañado por un auténtico maestro en la materia. Esta es sin duda una gran ventaja a la hora de indagar en la belleza esquiva de nuestra particular visión de una fiesta, en la que siempre termino concluyendo lo mismo: Ambos, toro y torero, son simultáneamente hombre y animal.

Una lucha transitiva y fratricida entre razones, que escenifica a la perfección la perpetua y auténtica realidad del ballet de la vida, circunscrita al albero circular del tiempo.

1 comentario:

Pilar Mandl dijo...

"...circunscrita al albero circular del tiempo"
¡Qué bonito!
¿Has leído a Hermann Broch "La muerte de Virgilio"?
P.D. Ya sé que no me voy a enterar, pero por si acaso :-)