miércoles, 21 de enero de 2009

El simple hecho de existir implica, que todos y cada uno de nosotros seamos el triunfo de una línea reproductiva que se remonta a siete millones de años. Considerando una generación media estimada en veinte años, esto implicaría, que hasta la aparición de los primeros hominidos en el planeta, contamos con trescientos cincuenta mil antepasados masculinos y otros trescientos cincuenta mil femeninos. Un total de setecientos mil padres y madres aproximadamente (sin contar la anterior etapa mamífero-hermafrodita).
Por pura combinatoria, cualquiera de todos estos antepasados ha sido alguna vez más rico que los demás en su generación.
El análisis razonalista de este árbol sociológico arroja, entre muchas otras, una desoladora consecuencia para los defensores de la lucha perpetua entre clases: Todos hemos sido ricos alguna vez.

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