viernes, 21 de noviembre de 2008

Es sorprendente que a estas alturas, salvo en flagrantes casos de politología forense, aún puedan existir dementes que presten la mínima atención a las ideologías marxista, fascista, o nacionalista, en cualquiera de sus variantes. Por una simple cuestión de ética intelectual, coherencia cronológica, y respeto a la dignidad humana, deberían ser trasladadas definitivamente a la fosa común del cementerio de las doctrinas.
Un repaso a la intensa historia del siglo XX confirma el brillante éxito que obtuvieron en su aplicación práctica, y en el ratio de felicidad que proporcionaron a las mayorías que los padecieron (o padecen). Todo ello sin mencionar el vergonzoso rastro de los millones de huesos, que descarnados a fuego y sangre, han abonado profusamente y en su nombre, la faz de nuestro sufrido planeta.
Claro, que olvidaba que la entrada en el nuevo siglo XXI, y nuestra torpe e ignorante condición humana, tampoco garantizan en ningún caso la desaparición de las siempre turbias y perversas prácticas sadomasoquistas. Parece ser que siempre existirán cretinos a los que les gusta dar y recibir azotes en el culo, fuera del privado lecho consentido.
Habrá que pensar en algo que les mantenga entretenidos.

1 comentario:

gonzalo dijo...

Como dice Rita Levi-Montalcini (Premio Nóbel de Medicina): predomina el cerebro paleocortical sobre el neocortical, nos dominan las emociones, el impulso y las pasiones antes que la razón, el autocontrol y el esfuerzo continuado.
Prosigamos con el ingrato esfuerzo para una agradable recompensa.