Podemos afirmar con orgullo que la guillotina aún continúa en vigor en España. El mérito es todo de nuestras fenomenales autoridades encargadas del Tráfico. Lo de los guarda-raíles y las motos comienza a somatizarse, desgraciadamente a paso de huevo, pero nadie parece fijarse en las traseras asesinas de cualquier camión o camioneta que nos preceda, en la mayoría de los casos sin parachoques, o con estos a la altura de nuestros ojos, y siempre con la carrocería sobresaliendo sobre el chasis. En caso de alcance, nuestra cabeza será limpiamente amputada para desconsuelo del inútil señor airbag.
Claro, que para que a alguien se le ocurriese homologar la altura de los elementos de impacto de todos los vehículos rodantes haría falta cabeza, y me temo que los que mandan en el negociado son inmunes a la devastadora cuchilla.
Todo apunta, a que éste molesto apéndice capital no figura entre su equipamiento de serie.
Todo apunta, a que éste molesto apéndice capital no figura entre su equipamiento de serie.
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