lunes, 10 de noviembre de 2008


Un cierto futuro: España paraíso fiscal

“No hay viento favorable para el que desconoce su rumbo" - Lucio Anneo Séneca

En el artículo del pasado Octubre, titulado la Hydra-Crísis española, ya expuse a grandes rasgos la realidad de la situación económica, y la ausencia de un Plan Director que imbrique nuestro futuro a partir de esta realidad. Este asunto de primera magnitud, urge un inmediato abordaje ya que, por lo que estámos observando, algunas de las grandes naciones occidentales de la tierra ya están dándo vueltas a las posibles soluciones en sus casos respectivos; debemos comenzar a hacer nuestros deberes cuanto antes. Hoy sin ir más lejos, nuestro Ministro de Economía ha pedido ayuda a la población demandando nuevas ideas.
Desde aquí queremos lanzar nuestra aportación, que esperamos contribuya a ayudar a nuestros ágiles políticos patrios, en la difícil elección de los cientos de ideas que seguro, con su tradicional capacidad de previsión y planificación, ya están barajando en sus mentes.

Haciendo un poco de historia, cualquiera puede observar que el parecido entre la situación de nuestro tejido industrial en los años setenta y la actual, es pura coincidencia. La industria española, en cualquiera de sus sub-sectores, esta prácticamente extinta; industria pesada, minería, textil, etc...
El resto de nuestro sector productivo, ganadería, agricultura, pesca y marina mercante, transporte aéreo, se encuentra en parecida situación, todos ellos quebrados, vendidos o desaparecidos. El último eje, de aquel ya vetusto plan director, incluía también el turismo, condenado a morir desde su inicio, por un diseño digno de una película de don Paco Martínez Soria, gracias a un brillante gestión urbanística y estética mantenida en el tiempo hasta hoy, y avalada por el éxito de nuestra Ley de Costas. Por otra parte, nuestra realidad energética y administrativa nos hace inviable, tan siquiera, tratar de competir con otros países. Con este panorama, y una vez extinguidas las ayudas procedentes de los fondos europeos, y Disney en Paris, la salidas que nos quedan son más o menos escasas. Siendo realistas, es difícil que podamos sobrevivir dignamente con la fabricación de botijos, castañuelas y alpargatas. Definitivamente necesitamos encontrar nuevas alternativas ajenas a los sectores productivos industriales.

No obstante, y tras un profundo análisis, he encontrado unos cuantos puntos positivos que nos permitirán urdir con éxito los mimbres de nuestro nuevo destino.
Como principales puntos de fortaleza para reconvertir nuestro país, contamos con la gastronomía, la fiesta, el sol, la Banca, sin olvidar nuestro Código Penal.
Mi propuesta, consiste en sacar de cada uno de ellos la mejor característica que los defina, en este orden respectivo; imaginación, diversión, solidez, capacidad de secreto y usura, y surrealismo, para ponerlas al servicio de nuestro nuevo plan, transformándonos oficialmente en el mejor paraíso nunca soñado por nosotros: El Paraíso Fiscal del Nuevo Orden Financiero Mundial.
Un sueño posible y que presenta pocos inconvenientes, dada nuestra dilatada experiencia en no hacernos, ni hacer demasiadas preguntas, salvo claro está, que Suiza nos declare la guerra, algo completamente asumible, y con la que podríamos pactar, en lugar de discutir, un nuevo Tratado de Tordesillas: Del Ecuador para arriba para ellos, y del Ecuador para abajo para nosotros. Nuestra secular amistad con los países árabes y con Sur y Centroamérica conforman un nicho de mercado suficiente, sin considerar el propio, para proporcionarnos un buen pasar, y que conllevaría que los suizos se contentasen con su papel restringido al mercado septentrional. Nuestro actual perfil sociológico ya goza de todos los elementos necesarios para conseguir este ambicioso objetivo con facilidad, que como nuevo garante del blanqueo de dinero mundial, nos proporcionaría vivir de las rentas ajenas con gran oficio y dignidad.

¿Puede haber una imagen más rentable para nuestro futuro, que la de un sátrapa cualquiera, disfrutando de un buen espectáculo típico, en una calida noche española, tras una opípara cena de Ferrán Adriá, y sentado junto al notario con el que acaba de finalizar la transacción de sus opacos millones, a la entidad financiera de turno de su nuevo paraíso fiscal? Solamente el ahorro que obtendríamos, legalizando definitivamente el asunto, sería inmenso.

Nuestros nuevos clientes nunca habrían soñado un marco mejor para un apreski tan exótico y comprensivo. Y nosotros por fin podríamos comenzar a soñar con una existencia, de bote de lotería constante, dorada, tranquila y apacible, plagada de inmensas estructuras administrativas regionales colmatadas de funcionarios, y surcada por caudalosos ríos de dinero negro, que avergonzarían a los actuales hasta convertirlos en simples arroyos.

Señor Ministro, manos a la obra antes de que se le ocurra la idea a alguno de nuestros vecinos.
Suiza está acabada.

No hay comentarios: