jueves, 30 de octubre de 2008

Un millonario nos invitó una vez a navegar en su barco de casi treinta metros. En un momento dado, mientras un marinero nos servía bandejas atiborradas de marisco, nuestro próspero armador me hizo esta confidencia:
-No sabes lo que tragan estos marineros. Se comen bocadillos como flautas, me traen a mal traer...-
En un aparte, los marineros me contaron que en una ocasión, el viejo se empeñó en no pagar los 100 dólares que les costaba atravesar el estrecho de Corinto. A cambio disfrutaron de 135 millas de navegación a vela con viento de proa de 40 nudos rodeando la península del Peloponeso.
Me lo creí a pies juntillas.

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